Fotos, arte, poesía y diarios

viernes, 22 de febrero de 2019

Ahora juguemos al revés


El otro día venía observando a unos hermanos que jugaban a decir las palabras al revés. Uno decía: "casa" el más pequeño contestaba: "asac". La dificultad iba en aumento "panzón", el niño mediano decía: "noznap". Todos veníamos súper divertidos y contagiados de su alegría. Las habilidades se adquieren practicando y después es muy divertido jugar con ellas. Puedes iniciar diciendo al revés palabras de una sola sílaba: "pez" es "zep" o al inicio diciendo al revés las palabras por sílabas: "mesa" es "sema". Es solo ir adquiriendo la habilidad y por supuesto que es poner a trabajar al cerebro: el tuyo y el de tus hijos.

Pídele a tus niños que con ayuda de un papel escriban su nombre al revés. Se me ocurre que ellos sepan que cuando tú los llames por ese nombre sea una señal de que inicia el momento de la broma: nada de lo que se diga o haga será cierto. Se vale todo, menos ser grosero. Imagina que tu hijo se llama Diego, cuando tú le digas Ogeid, podrán darse diálogos un poco chistosos donde lo que importa es desarrollar la imaginación al vuelo y la expresión de tonalidades y emociones por medio de la voz. 
-Mamá, no quiero ir a casa de la bisabuela. (Con voz llorosa)
-Ogeid, sabes que eres el nieto que ella prefiere para que le haga cosquillas en las orejas. (Con voz muy seria)
-Mamá las tiene peludas.
-Ogeid, cuántas veces tengo que decirte que no puedes decir ese secreto de tu bisabuela.

Este tipo de habilidades de inventar cosas al vuelo las vamos adquiriendo en el momento que nos propongamos hacerlo, tengamos 20, 30, 40 o más. Entre más pequeños enseñemos a jugar así a los niños, cada vez serán más ingeniosos los diálogos que se vayan desarrollando. Los actores de teatro a este juego le llaman "improvisación" y hay una regla: Diga lo que diga mi compañero no puedo decir: "Eso no es cierto". Tengo que seguirle el juego, porque de eso se trata, de jugar, de inventar. En este juego es muy importante que en cada frase la mamá o papá siempre repita al revés el nombre del niño.

Pueden jugar en la casa así, pueden jugar en la fila del cine. Es decir pueden jugar para ustedes o para que también se diviertan 
los desconocidos y que vayan pensando: "Ogeid, qué nombre tan raro. ¡una bisabuela que le gusta le hagan cosquillas en sus orejas peludas, qué extraño!

Diviértanse.




sábado, 16 de febrero de 2019

La lectura con los niños y apapacho

Hace algunos meses, un chico de tercero de primaria, me decía orgulloso: "A mí no me gusta leer" y me lo repetía, deseaba que yo reaccionara y le echara un rollo de los beneficios de esta práctica. Yo respete lo que sentía. Y envié un mensaje a su mamá por el celular: "Sra. a su hijo no le gusta leer, pero quizá sí le gusta que le lean. Le aconsejo que instaure en casa "la hora del apapacho y la lectura". Me gustaría que su niño asocie la lectura con momentos en los que su mamá solo los dedica para él y en los cuales hay muestras de cariño, aceptación y conexión entre ustedes. Todo esto puede regalarles la literatura".

Así ellos leyeron "Querido pájaro"de María Baranda. El día de la tertulia del análisis de libro, a la que asisten también los papás, Julián se sentí muy orgulloso de haber leído, por primera vez un libro completo y participaba, incluso descubrió aspectos en las ilustraciones que no estaban en el texto del libro. 



Ahora es el turno de dos niñas que tampoco han leído a lo largo del ciclo escolar, ahora es un libro más extenso: "El cuaderno de Pancha" de Monique Zepeda. He enviado, mensajes a sus respectivas madres para que las acompañen en la lectura, si la niña quiere leer y comentar está bien, si se cansa que la mamá le lea una página. Son solo diez minutos de lunes a viernes que cambiarán la relación de estas madres con sus hijas.

Otra señora, me comentaba: "tengo tres hijos al de 5° grado no le gusta leer, trabajo y me es imposible dedicar 10 minutos diarios a cada hijo". Le dije siéntalos a todos en un lugar cómodo y lee para ellos 10 minutos, que al final los niños opinen. Y que este sea un momento de relajamiento y unión familiar. Todavía no me entero cómo les ha ido a estas tres madres y estoy segura que esta práctica les regalará gran armonía en casa y momentos gratos que sus hijos recordarán toda su vida.

domingo, 3 de febrero de 2019

Manejo de emociones en los niños

Estoy escribiendo una obra teatral por encargo para promover la convivencia sana en escuelas de preescolar. La obra se llama "Juanito y los marcianos" y cuido en no caer en un discurso moralizante.

La agresividad es un instinto nato del ser humano. ¿Cómo aprender a gestionarlo? ¿Cómo impedir que no se convierte en violencia? ¿Que hacer con niños que vienen de familias donde existe la violencia hacia ellos o a uno de sus progenitores?

En fin todas esas preguntas vienen a mi mente y pienso en algunos de los pasos más sencillos para trabajar con nuestras emociones y la de los niños.

1. ¿Qué estoy sintiendo? detectar si es una emoción primaria (alegría, ira, tristeza, miedo) o esta emoción se ha convertido en un sentimiento y es algo que ya pasó por nuestro razonamiento y dura más que una emoción primaria, por ejemplo amor, nostalgia, culpa. Es importante que los niños reconozcan primero las emociones y también los sentimientos. Hay un libro que les recomiendo que es "El emocionario" de Cristina Núñez. V&R Editoras. Si queremos que el niño reconozca que es lo que está sintiendo debemos apoyarlo a adquirir un vocabulario. No es lo mismo decir: "Me siento frustrado" a "te odio".

2. Expresar nuestro sentimiento con palabras: "Me siento emocionada". Me siento furiosa". 
También expresarlo dibujando, con una hoja rayar una emoción profunda como el miedo o la ira o dibujar la tristeza y la alegría.
Aprender a expresarlo con el cuerpo (sin dañar a otros o a uno mismo). Podemos bailar la danza del "apache enojado", dar golpes y patadas de karateca con cuidado de no pegarle a nadie, bailar el jarabe tapatío con mucho zapateo, movernos como orangutanes sin dañar a otros y hacer su voz. También ayuda pegarle a un cojín haciendo ruidos como de monstruo.

3. ¿Cómo arreglo esto? buscar soluciones, alternativas, aceptar la situación. Poder decir: "cuando haces esto... yo me siento ..."

4. Volver a detectar nuestras emociones. Después de todo esto, cómo me siento. ¿Estoy más tranquilo? 

Sé que se dice muy fácil y es un proceso que hay que probarlo con nosotros primero; y luego tratar de que los niños puedan llevarlo a cabo guiados y después que se vuelva una conducta ya asimilada.

Comencé diciendo que "Juanito y los marcianos" no debía convertirse en una clase de manejo de emociones, es una obra de teatro. Aunque los pasos también debemos compartirlos con los papás.

Les dejo una foto de un marciano de mi nueva obra teatral.