San Francisco del Oro
La última semana del año 2001, visité San Francisco del Oro en el estado de Chihuahua. Este es el pueblo donde nació mi papá. Mi abuelo era telegrafista en Ferrocarriles Mexicanos.
Llegué muy de mañana, las calles estaban desiertas. Hacía tanto frío que la gente no salió de sus casas hasta como las 10:00 a.m. Es casi un pueblo fantasma, la mina la habían cerrado hacía un par de años, según me contó uno de sus habitantes. Entonces muchas familias abandonaron el pueblo. Los que se quedaron son personas que, supongo, reciben dinero de sus familiares en Estados Unidos.
En la primera foto a la derecha se ven una serie de casas pintadas de colores. Es la calle principal y los que vivían ahí dejaron el pueblo hace muchos, muchos años y nunca regresaron. Mi informante, quien era un hombre como de 30 años, me contó amablemente muchos detalles del lugar. El municipo de gobierno pinta esas casas de nadie para que se vea bonito el pueblo. Él quería que le prestaran una para hacer una casa de cultura para la gente del pueblo. Pero eso no era posible porque es propiedad privada.
Tomé muchas fotos en blanco y negro que están en hojas de contactos y que me gustaría imprimir. Cuando fotografiaba un jardín, una mujer me invitó a pasar a su casa a tomar un té. Yo no me atreví, pero en verdad me hubiera gustado. Estoy segura que me habría contado su historia, detalles de su infancia, hasta algún secreto, quizá; porque es fácil contar la vida a una persona que nunca más volverás a ver.
"Vuelvo a Junín, donde no estuve nunca
En la primera foto a la derecha se ven una serie de casas pintadas de colores. Es la calle principal y los que vivían ahí dejaron el pueblo hace muchos, muchos años y nunca regresaron. Mi informante, quien era un hombre como de 30 años, me contó amablemente muchos detalles del lugar. El municipo de gobierno pinta esas casas de nadie para que se vea bonito el pueblo. Él quería que le prestaran una para hacer una casa de cultura para la gente del pueblo. Pero eso no era posible porque es propiedad privada.
Tomé muchas fotos en blanco y negro que están en hojas de contactos y que me gustaría imprimir. Cuando fotografiaba un jardín, una mujer me invitó a pasar a su casa a tomar un té. Yo no me atreví, pero en verdad me hubiera gustado. Estoy segura que me habría contado su historia, detalles de su infancia, hasta algún secreto, quizá; porque es fácil contar la vida a una persona que nunca más volverás a ver.
Un viejo me preguntó que por qué tomaba fotos a una panadería abandonada y qué hacía ahí. Le expliqué. Hizo memoria y me dijo: "No, no recuerdo a tu papá", jajaja.
Cuando preparaba ese viaje al Norte de México recuerdo que venía a mi mente con frecuencia el siguiente poema:
"Vuelvo a Junín, donde no estuve nunca
a tu Junín, abuelo Borges (...)
Acaso buscas por mis vanos ojos
el épico Junín de tus soldados,
el árbol que plantaste, los cercados
y en el confín la tribu y los despojos.
Te imagino severo, un poco triste.
Quién me dirá cómo eras y quién fuiste"
Jorge Luis Borges