Siempre que recito el poema “Mi casa”, les digo a los niños:
“cierren los ojos e imaginen esta casa de María Baranda:
Tengo una casa grande.
Arriba, su techo
es de palomas,
abajo,
su piso es un jardín
de insectos,
adentro, la
lluvia
siempre asoma,
afuera,
el mar, las nubes
y una inmensa cama
para mirar tumbados
las estrellas del cielo.
Mi casa es infinita
está llena de tiempo
pero de un tiempo mío
porque yo
todos los días
la invento.
María Baranda
Una vez que compartido el poema.
Pregunto de qué lugares de la casa habla el poema… Arriba, abajo, adentro, afuera y qué hay ahí. Ahora: “dibujen su casa,
una casa poética como la de María Baranda. Una casa para poder estar ahí en la
imaginación con paz y alegría”.
Por cierto a los niños podemos
mostrarles cómo están acomodadas las palabras y hacer preguntas porque los
versos de una sola palabra empiezan “más adentro” de donde inician los otros
versos y qué palabras son, que tienen en común, que creen quiso expresar la
poeta con eso. “Que tiene de especial lo que hay en cada lugar” y que ellos
interpreten. Los niños más grandes pueden intentar escribir un poema con la
casa que imaginaron y al estilo de María Baranda, con los chicos más pequeños
podemos hacer un poema todos juntos como el que justo mencioné antes.
Conviene también tener en casa un
espacio propio, por pequeño que sea, para acudir ahí cuando necesitemos
conectarnos con nuestro ser interior o para dibujar, leer, meditar. Los niños
también merecen su espacio. Ayer cree un espacio así para grabar un video con
este tema. Se los muestro:
Digo de noche un gato.
María Baranda. Ediciones El Naranjo. 2006. México.
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