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viernes, 27 de enero de 2012

Los armónicos, mi nueva pasión




Todo empezó el domingo 21 de agosto de 2011, en Agendarte estaba anunciada la ópera Elixir de amor de Gaetano Donizetti en una versión para niños. Estaba yo puestísima, cuando llegué a la taquilla del teatro Julio Castillo, me dijeron que había un error y que ese día no se presentaría. Bastante desconcertada me dirigí a la librería del Centro Cultural del Bosque, y encontré un libro que llamó mi atención. Estaba envuelto en celofán y como no compro un libro si no le he revisado antes cuidadosamente, pedí a un vendedor que me lo abriera y me senté a leerlo en los sillones del lugar. El tema de este texto es el sonido y su autor es Jonathan Goldman, pues este señor cambió mi vida.






Ahora gozo la experiencia de escuchar con toda consciencia todos los sonidos que llegan a mí. Así sea mi perro respirando, los autos que pasan, los cantos de los pájaros o el agua de una fuente, por decir algunos. Escuchar atentamente es una especie de meditación y proporciona mucho placer.






Jonathan Goldman propone que la voz humana puede ser un instrumento de sanación y conexión con lo eterno. Su libro en español se llama Sonidos sanadores. El poder de los armónicos. Los armónicos son subdivisiones del sonido es algo físico y matemático y se llaman así, precisamente porque ese adjetivo los define bastante bien.






Goldman expresa que vocalizando se producen armónicos naturalmente, pero también hay técnicas como el llamado canto diafónico en el que se pronuncian dos notas al mismo tiempo. "Quizá el uso más desarrollado de los armónicos vocales sea el de la tradicón hoomi o canto de garganta, propio de la zona de Tuva, en Mongolia. Se trata del nombre mongol de un solo de sobretonos en el que en todo momento suenan dos líneas tonales diferentes" (Goldman, p. 90)






Otro técnica de este tipo es la que practican los monjes tibetanos. Ellos consiguen cantar tres notas al mismo tiempo lo que se conoce como "acordes de una voz" (Goldman, p. 104) Son esos cantos graves que seguramente han oído.






Pero ese 21 de octubre de 2011 hubo otra extraña coincidencia relacionada con el sonido. Escuché por primera vez los cuencos de cuarzo, también conocidos como Crystal Bowls. Esto fue en el Centro Holístico Dar Kisho. Y al terminar el concierto, Manuel y yo platicamos con uno de los ejecutantes, Antonio Giménez, quien en un acto de generosidad me regalo un CD de este tipo de música de los de http://www.musicoterapias.net/ Y de ahí fueron surgiendo una serie de experiencias, tomé un curso de cantos indios con ellos, hice un tambor ceremonial. Ahora estoy aprendiendo la técnica para cantar armónicos. Conocí a un sonoterapeuta que se llama Humberto Álvarez y es excelente. El sonido cambio mi vida, jajaja. Les iré contando.






Les voy a poner un concierto de Humberto Álvarez para que escuchen armónicos y luego cantos de monjes tibetanos, que los disfruten

















3 comentarios:

  1. qué chistoso, justo antes de leer tu blog estaba hablando con Caleb sobre la diferencia en cómo suenan los armónicos en la guitarra y en el cello. Hay que vernos, ¡quiero oirte cantar!

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  2. Carmen:
    No es que lo haga muy bien, ni que domine alguna técnica, pero de que practico, practico, jajaja. Tampoco lo hago con fines estéticos sino sólamente para sentirme viva y vibrante, jajaja

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  3. Carmen:
    Creo que andamos en la msima frecuencia, jajaja

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