Fotos, arte, poesía y diarios

lunes, 27 de agosto de 2012

Teatro de títeres en un aeropuerto

Audiencia: solo un niño



Han visto esos niños tímidos a quienes les haces una mueca chistosa y se esconden detrás de su mamá, y luego cautelosamente se asoman para saber si continúas ahí. 

Así me sucedió, el niño se puso detras de su mamá y cada vez que ladeaba la cabeza para apenas observarme, yo sacaba un títere de papel maché muy colorido. En realidad son solo cabezas de animales con un palo y listones de colores. Fueron hechos por artesanos con la idea de que fueran sonajas; pero a mí me vienen bien para contar historias, incluso sin palabras: sólo con títeres y mis gestos.

Fue tan bonito poder conectar con ese niño tan arisco y hacer que una tortuga se diera de chapuzones; y que platicara una guacamaya con un zorro y luego se echaran a correr. 

El niño estaba atento a cada movimiento de los títeres; no se movía, no tenía ningún tipo de expresión facial, solo miraba sin parpadear cómo interactuaban los títeres y luego iban a la bolsa para que saliera otro (es que solo cuento con dos manos, jajaja)

Ese niño, al final de la presentación, me esbozó una gran sonrisa y ese es el mejor regalo del mundo para mí.

Los adultos, absortos en sus pensamientos, no advirtieron que yo estaba dando un show de títeres para un solo niño.


Un hombre me cantó a una canción

Mientras yo comía una deliciosa sopa de verduras, un hombre me dedicó "Un  sueño de tantos" me dijo que era del dueto "Los dos oros". Le dije: "Sí, ellos la cantan, pero quién la compuso. El señor Germán Garzón respondió: "Ellos mismos".

Yo nunca había escuchado esa canción y está muy bonita. El Sr. Garzón la toca con mucha enjundia. Sí, pagué unos cuantos pesos por merendar con música; pero si una tía pagaba veinte centavos para que los niños del barrio le gritaran: "Delia bonita" mientras ella caminaba para tomar el camión a su trabajo; por qué yo no iba a cenar con canciones así. Un día mi tía iba a su trabajo, pero los chicos no le gritaban piropos y aunque les hacía señas, éstos parecían mudos. Hasta que uno de ellos gritó: "Ahora no nos diste veinte".

Escúchenla les va a gustar

domingo, 19 de agosto de 2012

Carta a mi madrina de bautizo.

Tía Delia, te escribo vestida con el kimono que me regalaste,  mientras escucho Loto Rojo, música del compositor y bailarín Esteban González Alfonzo (sic.). Fuimos a la Plaza de las artes de en el CNA, a ver un espectáculo del colectivo Arte Acción de Gerardo Sánchez. Sé que te hubiera gustado oírme describirlo. Fíjate que esta danza te trasporta como a un ritual ancestral y tambien moderno, tiene que ver con lo sagrado pero no en el término de religión sino de contacto con lo eterno.

¿Te acuerdas cuando me dijiste: "Te veo arriba de un árbol"? Y yo hice cara de "what", jajaja. Y que luego me dijiste: Pues qué, no conoces el cuento de las habichuelas mágicas y nos reímos.

Recuerdo nuestras idas a comer sushi y cuando fuimos de paseo a San Angel y me mostraste tus lugares predilectos. Íbamos a ir juntas Chimalistac, porque te dije que nunca había estado ahí y me interesaba porque fue a dónde llegó Santa, la de Federico Gamboa.

Estás en mi corazón y para recordarte voy a poner unas fotos tuyas. Son interesantes porque se ve cómo eran las exposiciones de turismo. Ahí te ves muy guapa, cuando vi esas fotos, comprendí porque me decías que me depilara las cejas, jajaja. Aunque soy vanidosa, a veces, no me importa mucho ir maquillada. En los últimos años, el dinero que pude haber gastado en cremas caras para el cutis lo gasté en comprar títeres. Un día decidí que si me van a salir arrugas que éstas sean por hacerles gestos y muecas a los niños en mis representaciones teatrales.

También voy a poner una foto tuya en la que estás feliz con Sombra, el perrito de Yolie. Tía, te quiero. Si encuentro algo en you tube de la música que estoy escuchando la pongo aquí.